miércoles, 16 de mayo de 2018

GR3 etapa 9 entre Camps y Manresa

 
Traducciones de la realidad

¿Dónde están los miembros y las miembras (según libro de estilo muy consolidado por lo políticamente correcto, con repeticiones cansinas y todo confirmado por Irene Montero) o dónde están las miembras de GRMANIA (libro de estilo de la CUP) que el día de autos han propiciado que solo 24 sean quienes completen la lista de pagadores al administrador? Demostramos con las decisiones y con la  práctica que  GRMANIA se consolida como un sucedáneo para cuando nos fallan otros planes más prioritarios. Y esto irá a más. Atentas a los números.  Como siempre, ni se nos ocurra tratar sobre estas ni otras cuestiones: sobran, porque la libertad va más allá de las traducciones oportunistas de colores concretos.
¿Y qué decir cuando entras en un artilugio con ruedas donde el hedor a borrachera, con vómitos en el suelo incluidos, desdice de una empresa como Taxi Bus (de Sabadell), capaz de poner en marcha un autocar sin limpieza (ni superficial ni profunda), algunos asientos rotos y aún con vasos de plástico en el suelo? O ¿cómo interpretar cuando quien ha de conducir a caminantes diversos tiene dificultades para entender el sentido de a dónde debe ir, de abrir un maletero cuando toca o la puerta trasera? Las deducciones de este lenguaje universal de señales y símbolos no exige traducciones.

Orientación
El núcleo rural de Camps fue testigo de una curiosa imitación humana a las máquinas. Hay aparatos de orientación que, antes de encontrar el sentido de la posición, exigen dar una vuelta con ellos puestos para que capten  las señales. El personal andarín asistente imitó a la perfección el manual y reprodujo literalmente a esos relojes: nada más salir del autocar se dirigieron con aplomo y aparente seguridad a un edificio, lo rodearon y volvieron por atrás al punto de partida. Hubo quienes no supieron captar la esencia de este nuevo ritual y se preguntaban por si era iniciático, si lo exigía el guión de wikiloc o si solo era una primera confusión. Alguien se justificó alegando que seguía escrupulosamente a quien intentaba guiar al grupo. Ya de salida y tan pronto, el efecto fue humorístico y con personal a punto de despeñarse por el terraplén de bajada al camino, solo por no rodear aún más para buscar el paso más fácil y seguro. Equilibrios, ayudas, bastones de contención y tendencia a la conservación de la especie.
La zona estaba muy bien equipada para la vida, solo que no se veía a ninguna persona (no persono), con contenedores para reciclados diversos y un delimitado y muy rotulado “espai de jocs infantils de Camps”. No se sabe dónde estaban los infantes, distinto a “las infantas”, que tampoco se sabía su ubicación, se supone que  palaciega. También, lugares y utensilios para carnes a la brasa y lazos, lazos, lazos, lazos  y más lazos, algunos hasta incrustados en pinos relucientes.

Colores
El explosivo color verde, miraras a donde miraras, se veía salpicado por amapolas que teñían algunos trozos de otras tonalidades. El gris plomizo del cielo creaba una atmósfera amenazante que preocupaba a quienes no se querían mojar. Hubo un sujeto que apareció con una camiseta de color amarillo. Alegó que también tenía derecho a lucir un  color que no solo es propiedad de quienes lo han mimetizado con significados que no son aquellos lejanos de actores y actrices que huían de este color y, antes de salir al escenario, se dedicaban mucha suerte con la frase. “Mucha mierda”.  Dejemos que los colores hablen y que cada una elijan el que cada uno quiera (masculino, femenino, otros géneros, asexual, ¡qué lío de términos y qué difícil entenderse con tanta modernidad lingüística!).

Desconocidos
A menudo es lo que somos hasta para con nosotras mismas, aunque el espejo nos devuelva un parecido a nuestra realidad. Por el ancho camino de ida al destino final se cruzó una furgoneta neorrural que dejaba atrás lo que otros veríamos delante. Altas cruces de término, depósitos de agua, viñas acondicionadas se supone que para el vino denominación de origen “Pla de Bages”.
No se olvidaba la interpelación del coordinador del grupo a quien mostró la iglesia de Camps al final de la anterior etapa. Lo interrogó e insistió con interés muy historiado en saber dónde estaba la tumba de un soldado (no soldada) que fue encontrado muerto en aquel camino. Su memoria recordaba la losa vista hace 15 años. Allí la vimos, con inscripción incluida y la docta explicación de dónde estaba enterrado.
La piedra sirvió para que en un cenáculo andarín se debatiera sobre la cantidad de soldados muertos en las guerras, sobre el sentimiento de quien va a la batalla e intuye que lo matarán poco antes de que se acabe. Incluso hubo quien relató la reciente experiencia de un personaje público de la zona que lloraba en televisión porque hace poco había descubierto que su abuelo había matado a dos vecinos en la contienda.

Relatos
La tertulia derivó hacia la actualidad de la venta de armas del país que todos tenemos en mente, con la meticulosa descripción del relato de uno de los episodios de los Simpson, con policías, armas y profesorado (genérico) como protagonistas. Espléndidos guionistas los de algunas series: la inteligencia en televisión.
El caminar abría el apetito informativo y la sociología de la televisión apareció reflejada en los programas matinales de las cadenas generalistas. Sucesos inacabables, carnaza de todo tipo, tertulianos que son ubicuas y opinan de todos las noticias (¡esto de los géneros!), extrapolaciones a una realidad vital que pintan explosiva, a punto de intervenir fuerzas y ejércitos diversos para contener aquello apenas existente. Estado de alerta, miedos diversos, cuidado en la calle, andar con cinco ojas (no: ojos). Redes sociales y medios que subrayan excepciones con titulares que obnubilan lo positivo de la vida diaria. Por ejemplo, los millones de personas que viven y generan que los países vayan bien por sus hazañas diarias anónimas. Ese sábado aún no habíamos leído el excelente artículo que Javier Marías publicó al día siguiente en EL PAÍS SEMANAL, de muy recomendable lectura (enlace aquí): “Cuando la sociedad es el tirano”. Algunos allí presentes ya coincidíamos con sus argumentos. 

Efluvios
Mientras en este reducido  sanedrín se tocaba lo divino y lo humano, con antiguas guerras de Vietnam y, cómo no, con el mayo del 68 como protagonistas, el perfume de la carne a la brasa de un lugar cercano generó la imaginación de la tertulia ideal: ante los productos de las brasas, porrones y bebidas variadas seguro que la actualidad se enfocaría con una mirada más positiva y amplia. El mundo se ve mejor en la sobremesa después de satisfacer necesidades primarias. El restaurante “El Molí de Boixeda”  en Fals ayudó a ver otras realidades más terrenales e intuir cómo los placeres de la vida pueden ayudar a ver otras vidas, aunque sea por momentos. Pero no, esta vez nadie se detuvo en el antiguo restaurante de la  carretera de Calaf ni sus terrazas fueron ocupadas por ya hambrientos caminantes.
Hubo que seguir, llegar hasta el termino de Canet de Fals, donde los letreros indican famosas bodegas, jardines de infancia (no, no y no: guarderías no. Leamos con pausa ambos términos), y  materiales de construcción (no para personas, claro). Al fondo se veían torres pero antes hubo que hacer equilibrios encima de piedras resbaladizas para atravesar la riera de Fonollosa y ascender en medio de espesa vegetación antes de descubrir el afamado y muy visitado parque temático que ayuda a la  interpretación de la archiconocida Navidad.

Visillos
Si ya el campo parecía más que una postal con tanto verde, tanta masía habitada, desahitaba, abandonada o en ruinas, hubo que aproximarse al sitio que protagoniza visitas  por Navidad para ver el  “Pessebre Vivent del Bages a les Torres de Fals”, nacido en 1977, ahora muy visitado y accesible previo pago de una entrada.
Les Torres de Fals son los restos de un castillo que controlaba el camino real entre Barcelona y Cardona, con una iglesia románica dedicada a San Vicente.
En realidad, la parada paisajística se debió al apetito matinal. Allí instalados, a las puertas de la iglesia, el personal fue observado entre visillos (ya sabéis, también título de la primera novela de Carmen Martín Gaite). Ojos escrutadores se retiraron cuando vieron que el pacifismo de los comensales era obvio.  La traducción de la realidad era evidente, incluso hubo momentos de mutismo total, algo raro aquí.
Pronto, los más religiosos, con muchos años de enseñanzas eclesiásticas a sus espaldas, se aventuraron a abrir la puerta de la iglesia. Dentro, las curiosidades decorativas llamaban la atención. Debían formar parte del relato o de lo que hoy se mueve en el terreno de la experiencia emocional: a la entrada, dos latas vacías de cerveza doble malta, vasos, plato con frutos secos, dos asientos y ropa; de frente, dos paraguas colgando sobre la pila de agua bendita (qué imagen más plástica y oportuna de causa-efecto); al lado, andamios y arriba, reconstrucción con el año 2001, dicen que pagada con los euros de las entradas vendidas  allá por Navidad. Uno se imaginaba el ambiente por esos días de los buenos deseos, con gentes entregadas a las vivencias de esas representaciones religiosas.
Mientras, en las escalinatas parte del pueblo caminante se entregaba a libaciones de bebidas rusas y de aquí. La ocasión y los estímulos que activaban las neuronas  eran propicios para encomendarse a Putin unos, y otros a solidarizarse con líderes rusos encarcelados. Aunque las personas más cercanas eran ese pueblo que quedaba retratado por la afluencia de datos de nuestro coordinador, con menciones a las míseras pensiones tanto de gente estudiada como de la que no.  Dicho lo cual, un primer grupo tiró del resto para seguir el camino. En estas condiciones, arrancar cuesta.

Pelotones
La avanzadilla creyó conseguir un cierto aumento del ritmo andarín si ellos afrontaban los kilómetros con energía, garbo y salero. Atrás quedó un señorial conjunto de casas con aspecto de alto abolengo y atrás también quedaron la mayoría. Los de delante sabían que  su actitud sería severamente criticada, aunque ellos pensaban alegar, en su defensa, que aquí la única constitución y estatuto que hay es el de cada uno. 

Subida
Paralelo al camino discurría el sendero del GR, en una zona alta que dividía la vertiente de la  C25 o eix transversal y las poblaciones situadas en la parte contraria. Unas cuerdas para ayudarse a subir quedaron como recurso alternativo. Recibieron miradas de soslayo, como si fueran un símbolo de la incapacidad propia para ascender con garbo, soltura y espíritu altanero por los propios medios.
A pesar del cielo gris y amenazante, desde allá arriba se reconocía el valor del esfuerzo.

Traducciones
Llegados a este punto, con placas, señales, restos antiguos y Manresa más al fondo que Sant Joan de Vilatorrada, el trío díscolo que estaba conculcando unas normas que no existían más que en el sentido común procedió a bajar y halló la piedra filosofal de la traducción. Aquella cima se llamaba Collbaix (545 metros)  y la zona parecía jugar el papel de La Mola para los lugareños de Terrassa y alrededores: paseo, deporte, animales, disfrute. Esta montaña ha sido el centro de periódicas conversaciones por un tema de trapos simbólicos colgantes de un palo o mástil. Unos la ponían y otros la quitaban: era la que pensáis, que ha ido derivando a otras con muchos devotos.  Mas Llobet, Collbaix, el Collet, sendas, cruces de caminos y bajas montañas que separan Fals de Manresa. Con caminantes y amantes de quemar gasolina sostenidos por ruedas traileras.
Entre la gente que subía destacó una pareja joven, espabilada y dicharachera. El sujeto se dirigió al trío y luego notó que hablaban en esa lengua que uno de los tres la cataloga como casi muerta aquí o quizá bastante extranjera para mentes muy cerradas. Cuando se le interrogó si subían hasta la cima, la respuesta del joven fue de diccionario apócrifo: “Esa montaña a la que vamos  se llama Cuello Bajo”. Espectacular la traducción automática para ignorantes que se atrevían a pensar en la lengua de Cervantes. ¡Qué lección!
Hubo quien, en esta bajada, recordó al GRmano que se presentó en la salida luciendo una rodillera (las malas lenguas decían que era para que le preguntaran y ganara notoriedad del público: ¡qué gente!), cómo le iría, e incluso dijo imaginárselo llamando a Amazon para que le trajera otra con la fórmula rápida Amazon Prime.
Los efectos de la filoxera diezmaron el sistema socioeconómico del Pla de Bages. Aún se veían las antiguas tinas para el vino, los bancales y reminiscencias de antiguos viñedos en algunas hileras fruto de recientes plantaciones.

Orientación
Ya abajo, en Sant Joan de Vilatorrada, la orientación hacia el parc de l’Agulla no era fácil, a pesar de contar con GPS, datos en papel e indicadores. Las tres mentes estresaron sus neuronas, hasta que se dirigieron a una persona que parecía hábil. Tuvo buena voluntad pero poco más. De allí, callejeo, parloteo con transeúntes para buscar el sentido a la vida del caminante, con un interrogante que había que despejar: qué era y dónde estaba la antigua  fábrica textil  Borràs, montada por un emprendedor del siglo XIX, Oleguer Borràs. . Hasta que se vio en lontananza, cerca de un edificio funerario y primera imagen (o la última) de esta población.
Campos, huertos, cerezos salvados por el retraso de la maduración de sus frutos: compañeros de viaje junto con el ruido en autovías y carreteras diversas. .

Dispersión
Orientación y dispersión no forman parte de la definición de la palabra de moda: oxímoron . Como de interpretaciones se trata, la realidad es poliédrica y las curiosidades se acumulan. Hubo quien retó a otro con el trasfondo de la palabra Pajillera, como otras veces ha ocurrido con otro término de moda: bizarro. Pero aquella palabra no hace mucho se vio envuelta en lo que siempre se han llamado noticias falsas y ahora se moderniza con el término fake news. Corrió el bulo muy creído de que aquella palabra se basaba en un trasfondo histórico con unas monjas como protagonistas. Después la verdad apareció y de lo anterior, nada de nada (los dos enlaces anteriores muestran las dos versiones).
Mientras el trío solitario rodeaba hacia el destino final, donde parecía que debía acabar la etapa (parc de l’Agulla), la mayoría se personó directamente en Manresa, sin rodeos.
A golpe de GPS y Google Maps, los tres descarriados consiguieron rodear la ciudad para llegar al sitio señalado, no sin antes preguntar a deportistas y espectadores por la dirección adecuada. Aquí todos quieren ayudar….a aumentar la confusión. Se echó en falta un traductor con el potencial del de cuello bajo.  Lo que sí hubo en la comida fueron  interpretaciones legales,  lecturas de la realidad política, posibles planes viajeros mientras se reponían fuerzas y líquidos. 
La primavera lluviosa nos ofreció lecturas de una realidad con nosotros en medio. La traducción e interpretación de los significados fue personal. Mientras, aún arrecian los temas de siempre pero elevados a la máxima potencia. Qué razón tenía uno de los filósofos de moda cuando hace poco decía: “Vivimos en una época de estupidez organizada”.

Evaristo
16/5/2017

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